Hace poco me tocó ver una escena en el
estacionamiento de un centro comercial y se me ha quedado muy presente. Eran 2
mujeres de mediana edad que se estaban gritando e insultando por ganar el cajón
del estacionamiento, después de unos minutos el lugar del estacionamiento era
lo de menos ahora solo competían para ver cual de las dos insultaba o gritaba
más fuete.
Lo peor es que había muchos lugares
disponibles es decir no estaba llena la tienda y algunos empleados y clientes
se detenían a ver el “show” de estas 2 mujeres que tenían a sus hijos
sentaditos en sus coches presenciando la terrible escena.
El hecho es que todo mundo nos enojamos en
algún momento por alguna situación, ya sea con algún miembro de la familia, un
compañero de trabajo o un fulano que nos ganó nuestro lugar en el
estacionamiento.
La ira realmente nos hace perder el control
y cuando lo perdemos generalmente suceden cosas malas. Si nos enojamos y
perdemos el control en un lugar público como en el supermercado deja una muy
mala impresión de nosotros con las demás personas, si perdemos el control en el
trabajo puede causar que nos despidan o que no nos promuevan y ascendamos de
puesto.
Seamos honestos, al igual que las dos
mujeres en el estacionamiento, la mayoría de nosotros podemos actuar muy tontamente
cuando estamos enojados, solemos decir o hacer cosas que más adelante nos
arrepentiremos. Lo peligroso de la ira es que puede ocurrir muy rápidamente y
perdemos el control antes de que nos demos cuenta.
Antes de que podamos empezar a disminuir
nuestro enojo primero tenemos que entender lo que causó nuestra ira. No hay una
única razón por la qué nos enojemos. Enojarse es dejar a alguien que nos controle.
¿Cuándo fue la última vez que te dejo algo
bueno el enojarte? Benjamin Franklin dijo una vez, "Lo que se inicia en
ira, termina en vergüenza". El momento en que tome el control de usted perderá
la rabia, no podemos dejar que alguien más nos controle.
El Buda dijo: "Aferrarse a la ira es
como aferrarse a un carbón al rojo vivo, eres la única persona que va a
quemarse".
¿Por qué es que cuando nos hacemos daño físicamente
aprendemos de eso y no lo volvemos a hacer, pero cuando nos hacemos daño
emocionalmente repetimos la misma acción una y otra vez? Nadie se beneficia de
la ira.
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